Ultravioleta

 PENSANDO  EN ULTRAVIOLETA

Meghan Murphy sobre la identidad de género y los derechos de las mujeres en la Biblioteca Pública de
Por Silvia I. 11 jul, 2020
Traducción del discurso ofrecido por Meghan Murphy sobre la identidad de género y los derechos de las mujeres en la Biblioteca Pública de Vancouver.
colectivo ultravioleta
Por COLECTIVO ULTRAVIOLETA 31 may, 2020
Estamos viviendo un momento de esplendor y rearme ideológico-reivindicativo del movimiento feminista. No es casual que se esté aprovechando esta situación para inocular, en el movimiento, un gran Caballo de Troya que está sembrando dudas, dentro de muchos sectores del feminismo, sobre el verdadero sujeto del movimiento. El movimiento feminista tiene sujeto político, no está difuminado, no se ha perdido. Era, es y será la MUJER. La opresión que vivimos deriva de nuestro sexo biológico, en base al cual se nos atribuyen una serie de roles que nos oprimen y pretenden modelar nuestras vidas. En este momento resurge un patriarcado en forma de teorías posmodernas que pretenden que todas las piezas vuelvan a encajar en el sistema que ya venía marcado. Como explica Ana de Miguel, nada cambia, sólo se transforma. Por ello, aunque nos situemos en un gran momento de rearme político, no se traduce en una sociedad más feminista. La cuestión de las mujeres siempre ha sido un elemento, dentro de la agenda política, que se podía posponer, donde los diversos actores han intentado alejar al movimiento feminista de su objetivo, diluyéndolo en otros, para mitigar de esta forma el objeto de lucha. Nos situamos en un momento similar a los vividos en el pasado, donde se aprovecha la potencia del movimiento para intentar destruirlo desde dentro, con la eterna pregunta sobre cuál es el sujeto del feminismo. Y lejos de destapar el sujeto infiltrado, un gran sector le permite, de forma sencilla, que tome las riendas, plantando semillas de duda y cediendo el foco de lucha. Un movimiento social es una “forma de acción colectiva” (Larraña, 1999) que pretende transformar la realidad. Todos los movimientos sociales trabajan y giran en torno a dos momentos: uno de redefinición de la realidad, que implica una fase teórica; otro sobre un momento de reivindicación, es ya un clásico dentro del feminismo. Ya ha pasado en otras ocasiones: todos los movimientos sociales con los que convive a lo largo de la historia quieren usurpar el sujeto, transformarlo, y después… quizás tirarlo. En un pasado, dentro de esta misma fórmula, nacieron los grupos de autoconciencia, provocados por un momento de redefinición. La teoría feminista es “una teoría crítica de la sociedad”. El feminismo, como el resto de movimientos sociales, tiene que ocuparse de hacer extensiva su visión crítica acerca de la sociedad que pretende reconstruir, pero con la particularidad de que el feminismo lo que pretende cambiar es toda una estructura social y las relaciones de poder que se dan dentro de ella. Un buen ejemplo lo encontramos en la serie de actualidad Mrs. America (2020), donde se observa cómo se pide constantemente al movimiento que reduzca sus exigencias, presionando constantemente y exigiendo la redefinición de los objetivos. ¡Cuánto hemos cedido! Como ya se ha mencionado, los movimientos sociales viven etapas consecutivas de políticas de redefinición y políticas reivindicativas (Ana de Miguel, 2002). ¿Es posible que nos situemos dentro de una etapa en donde se den ambos momentos de forma simultánea? Mientras avanzamos en la reivindicación ajustamos la redefinición, obligadas por teorías crípticas, a las que sólo se combate con claridad teórica. Como diría la gran maestra Celia Amorós: no hay nada más práctico que una buena teoría. Nos situamos en una encrucijada, en una pelea hegemónica, que marcará un hito importante dentro del movimiento feminista actual. Desde esta perspectiva planteo algunas reflexiones sobre qué debería hacer el movimiento feminista para poder avanzar en sus reivindicaciones y como sujeto de lucha: En el momento actual, de políticas reivindicativas de la lucha feminista, aun situándonos en fase de acción, es necesario hacer un alto en el camino para teorizar sobre lo que nos une a las mujeres y ejecutar un “pacto entre los feminismos”. Esta reflexión nos marca un punto de partida, y nos dará un impulso hacia la visibilización. Con esto quiero decir que es necesario partir de este análisis de forma conjunta y retomar la idea que suscribe de Ana de Miguel: “lo que nos ha unido, y nos une es la historia de la opresión que compartimos y las ganas de acabar con ella”. Opresión en base al sexo y perpetuada hasta nuestros días. Las conclusiones sobre esta reflexión fortalecerán el movimiento que está sufriendo un ataque constante y desde dentro. Una vez que se haya profundizado en el análisis, es necesario “universalizar la conciencia” (Ana de Miguel, 2014). Hay que crear un discurso que todas las mujeres puedan entender, defender y visibilizar. Es necesario seguir construyendo un “nosotras” fuerte y legitimador. Hay que tener en cuenta que la batalla es contra un sistema anclado y perpetuado, que a la mitad de la población le interesa seguir manteniendo, porque nadie quiere perder la oportunidad de sentirse poderoso, ni de dejar de ejercer poder. Por este motivo es necesario reivindicar nuestro espacio de lucha como espacio “no mixto”, en donde sólo nosotras seamos las protagonistas de las políticas de reivindicación propuestas. Pero para ello es necesario que nos alejemos de nuestra historia anti-jerárquica y seamos capaces de dotar al movimiento feminista de una estructura, como expone Jo Freeman en su texto “La tiranía de la falta de estructuras”. Estamos viviendo, en muchos espacios feministas, que la ausencia de estructuras enmascaran un poder no legitimado por la mayoría de mujeres pero instrumentalizado desde estructuras de poder de otros movimientos o partidos políticos. Unido al punto anterior, es necesario que nos mantengamos en una posición de alerta ante un posible riesgo de instrumentalización por parte de poderes hegemónicos sobre el movimiento feminista. Vivimos un nuevo momento de “confusión ideológica”. Partidos políticos que se llaman feministas cuya imagen consta de 5 hombres debatiendo sobre el futuro de la otra mitad del país. Como Kate Millet plasmó en su obra Política sexual, la “política es un conjunto de estrategias destinada a mantener un sistema de dominación”. Los políticos (varones) lucharán por mantener su status quo inalterable, por muy feministas que se quieran definir. No es casual que seamos protagonistas del difuminado del término MUJER dentro de políticas llamadas de “diversidad”, incluso de la eliminación de toda referencia a las cuestiones relacionadas con nuestro sexo de todo el espacio político. La eterna estrategia del Caballo de Troya, en primera línea del movimiento feminista, provocan que en relación a esta hipótesis aparezcan múltiples preguntas; ¿quién está dentro de ese caballo?, ¿qué objetivos persigue?, y la gran pregunta, ¿por qué?. En un análisis simplista, pero nada desacertado, se podría decir que, parte de esos objetivos podrían ser: desarticular el movimiento desde dentro, hacer que la lucha cambie de rumbo para que persiga otros objetivos (más acordes con los de quien conduce dicho Caballo de Troya) y, cuando deje de servir a esos nuevos objetivos, el movimiento ya estará dividido, roto, y habrá dejado de ser revolucionario. De momento, seguimos muy lejos de los ejes de poder. No hay una equiparación de la fuerza del movimiento con conquistas reales. El espacio público encarna el poder, los recursos, y la mujer continúa siendo excluida claramente de este espacio. ¿Nos ganará la batalla el Caballo de Troya que tenemos dentro del movimiento? CONCLUSIONES El movimiento feminista actual debe estar apoyado por teorías feministas adaptadas al momento presente, así como dotarse de las estructuras necesarias para combatir los obstáculos que se va encontrando. Del análisis realizado, la teoría que apoya estas ideas, y que debemos tomar como referencia, es el feminismo radical, del cual podemos analizar las relaciones de poder para entender el momento que vivimos. Adoptar, de nuevo, los grupos de autoconciencia para fortalecer el “nosotras”, y dotar a las bases del movimiento de empoderamiento y de pensamiento crítico. Del feminismo radical debemos replicar los actos reivindicativos y de sabotaje que protagonizaba, y que son tan necesarios como demostración de fuerza. LISTA DE REFERENCIAS De Miguel, Ana (2002) Hacia un nuevo contrato social: Políticas de redefinición y Políticas reivindicativas en la lucha feminista, en El reto de la participación, Mínimo tránsito, 2002. De Miguel, Ana (2014) La dialéctica de la Teoría Feminista: lo que nos une, lo que nos separa, lo que nos hace avanzar en Daimon. Revista Internacional de Filosofía, 2015. Freeman, Jo. La tiranía de la falta de estructuras. Publicado por Forum de Política Feminista - La organización de las asociaciones de mujeres. Laraña, E (1999) La construcción de los movimientos sociales, Madrid, Alianza Editorial. Millet, Kate (1995) Política sexual, Cátedra. Blanchett, C. Waller, D. Sher, S. Francini, C. Boden, A. Fleck, R. (Productores) (2020) Mrs.America [Serie de televisión] Estados Unidos. FXP.
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